En la Patagonia, como en la región de Cuyo, podemos encontrar una zona vitivinicola que está muy bien posicionada en el mercado mundial. Se encuentra en la provincia de Neuquén y está funcionando desde comienzos del siglo XXI en un área pensada exclusivamente para la instalación de bodegas, como un impulso económico para el desarrollo de esta actividad.
San Patricio del Chañar está ubicada a unos 55 kilometros al norte de Neuquén capital y fue el lugar elegido para plantar los viñedos.
Para llegar a esta localidad se debe tomar hacia el norte por la Ruta Provincial Nº 7 hasta Vista Alegre, cruzar el Dique Ingeniero Ballester sobre el río Neuquén hacia la vecina provincia de Río Negro. Allí tomar hacia el norte hasta Villa El Manzano, para luego de 5 kilómetros cruzar nuevamente a la provincia de Neuquén e ingresar así a San Patricio del Chañar.
La inversión en estas tierras estuvo a cargo de la empresa Inversora S.A. quien, luego, las vendió a cuatro bodegas. Una de ellas es la de la familia Schroeder. El objetivo fue que ésta región de tierras áridas estuviera apta para el cultivo. Para ello fue necesario construir un canal de riego de 20 kilómetros, que se utilizaría mediante el sistema de goteo. Así, el sueño de que nazca una nueva ruta del vino iba haciéndose realidad, con cuatro bodegas en pleno funcionamiento y tres más por terminarse.
La bodega de la Familia Schroeder nace en octubre de 2002 y cuenta con 120 hectáreas. La particularidad de ésta bodega es, entre otras cosas, el diseño de su edificio. Está construido en 5 niveles de forma vertical con 22 metros de altura. La tecnología que se aplica en el proceso de elaboración es un sistema gravitacional para aprovechar la fuerza de gravedad lo que la diferencia en el proceso de vinificación, que se traduce en el uso casi nulo de bombas.
Durante la construcción de la bodega se descubrió en la zona restos de uno de los dinosaurios más grandes que ha existido, se trata de dinosaurio que pertenece a la familia de los Titanosáuridos, dejando a la luz otra particularidad de la zona patagónica, la de ser zona de hallazgos arqueológicos.
Además de crear un museo la bodega decidió bautizar a una de sus creaciones con el nombre de Saurus en alusión al descubrimiento.
Todos los vinos de la bodega han sido presentados en concursos con jurados de todo el mundo y ha recibido muchísimos los premios entre ellos medallas de bronce, plata y oro.
El lugar ofrece un restaurante y como el resto de las bodegas, las visitas guiadas. El recorrido es por los viñedos, viendo el proceso de elaboración de los vinos y además una visita por la cava del dinosaurio. El final del recorrido se cierra con una degustación.